Paracuellos-Katyn by César Vidal

Paracuellos-Katyn by César Vidal

autor:César Vidal [Vidal, César]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2004-12-31T16:00:00+00:00


En las líneas siguientes de la carta, el Estudiante rememoraba algunos de los episodios en los que, según él, Carrillo había participado personalmente:

¡Te acuerdas cuando tú, acompañado de la miliciana Sagrario Ramírez, Santiago Escalona y Ramírez Roiz, alias el Pancho, en la Carretera de Fuencarral km 5, el día 24 de agosto de 1936, siete de la mañana, asesinasteis al Duque de Veragua, que tú, Santiago Carrillo, mandasteis [sic] que le quitaran el anillo de oro con piedras preciosas; y recuerdas que no se lo podían [sic] quitar y tú, Santiago Carrillo ordenastes [sic] que le cortaran el dedo; recuerdas, Santiago Carrillo, la noche que fuisteis a la checa de Fomento con tu coche Ford M-984 conducido por el comunista Juan Llascu y los chequistas Manuel Domicris, el Valiente, y el guardia de asalto José Bartolomé, y que entonces en el sotano [sic] mandastes [sic] quemar los pechos de la monja sor Felisa del Convento de las Maravillas de la calle de Bravo Murillo, y que así lo hizo el Valiente, con un cigarro puro. Esto sucedió el día 29 de agosto a las tres de la madrugada.

Era la época de la Transición, y la carta del Estudiante no encontró apenas eco en los medios de comunicación que, por aquel entonces, deseaban como la inmensa mayoría de los españoles afianzar la causa de la reconciliación nacional. De hecho, sólo un medio reprodujo una larga entrevista con el Estudiante en la que éste no sólo se reafirmaba en los extremos contenidos en la carta enviada a Santiago Carrillo, sino que además dejó que le fotografiaran llorando al lado de algunos de los lugares donde, según su testimonio, el entonces secretario general del PCE había cometido en el pasado terribles atrocidades.

Si Carrillo recibió aquella carta, no se sabe qué hizo con ella, aunque es más que posible que no le diera respuesta. Tampoco hay noticia —y esto sí resulta más relevante— de que se querellara contra el medio que publicó el reportaje del Estudiante. Todo hace prever que Carrillo, seguramente, a juzgar por el tono de sus Memorias, también se llevará a la tumba su versión de las acusaciones vertidas contra él por el Estudiante. Con todo, el testimonio del Estudiante, de poder comprobarse su veracidad, como mucho, tan sólo podría proporcionar alguna clave sobre las razones del nombramiento de Carrillo para el cargo que desempeñó en la Junta de Madrid. Su responsabilidad en lo que a las matanzas de Paracuellos se refiere está más que establecida por otros documentos.

No resulta extraño que, como ha señalado Carlos Semprún Maura, Carrillo reconociera en el exilio y off the record, su responsabilidad en las matanzas de Paracuellos.[248] Sin embargo, si bien es cierto que Santiago Carrillo se mostró como un eficaz ejecutor de los planes de exterminio, las responsabilidades no recaen sólo sobre él.

De hecho, parece difícil negar que Margarita Nelken colaboró con la operación de sacas —tanto como para que se pensara que era el nuevo director general de Seguridad— y que, previamente,



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